Los psicólogos Robert Reinhart y Geoffrey Woodman, de la Universidad Vanderbilt (EE.UU.), han analizado la corteza frontal media del cerebro, donde al parecer es donde aprendemos de nuestros errores, una lección que puede regularse de forma artificial gracias a un “casco eléctrico”.
En su investigación, los expertos se propusieron comprobar si era posible controlar la respuesta electrofisiológica del cerebro a los errores. Para ello, aplicaron durante 20 minutos a un grupo de voluntarios una técnica de estimulación cerebral no invasiva destinada a la modulación de la excitabilidad cortical: la estimulación transcraneal de corriente directa (tDCS).
Lo hicieron usando una cinta elástica con dos electrodos que llevaban la electricidad a dos partes de la cabeza: la mejilla y la coronilla. Tras 20 minutos de estimulación, se pidió a los voluntarios que realizaran una tarea de aprendizaje en la que existían muchas oportunidades para cometer errores.
Durante la prueba, Reinhart y Woodman midieron la actividad eléctrica del cerebro de cada participante, descubriendo así que la corriente eléctrica aplicada al cerebro provocaba que los participantes se volvieran más cautos, menos propensos a cometer errores y más adaptables a situaciones nuevas o cambiantes.
Julieta Noriega Rodriguez.
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